Reflexión personal
El emprendimiento es una batalla con potenciales beneficios y riesgos que pocos se atreven a afrontar. A lo largo de este artículo, expondré los principales miedos y barreras que existen a la hora de emprender para que, de este modo, se tomen en consideración y sirvan como estímulo para desbloquear de nuestro interior el espíritu emprendedor que todos llevamos dentro. Resaltaré los cuatro factores principales.
El miedo al fracaso es uno de los mayores temores que inhiben el espíritu emprendedor. A menudo se categoriza el fracaso como una experiencia negativa, sin embargo, es un aspecto crucial y común en todos los emprendedores exitosos del mundo. Esto se debe de tomar como un aprendizaje y se debe de entender como un paso obligatorio que hay que dar para alcanzar el éxito. También tenemos que entender que a día de hoy, en la sociedad en la que vivimos, estamos acostumbrados a ver únicamente los triunfos, ya que compartimos en redes sociales lo mejor de nosotros mismos. Nunca veremos los años de entrenamiento y sufrimiento de un futbolista o los riesgos y esfuerzos económicos familiares de un piloto de F1 o MotoGP. Todo esto, sumado al miedo ocasionado por “el qué dirán” de tus amigos y personas de tu entorno, inhiben nuestro espíritu emprendedor. A día de hoy estamos más expuestos y la opinión pública toma una importancia sobrevalorada frente a lo que en realidad debería de tener.
La inseguridad financiera es muy importante analizarla ya que detiene a muchos aspirantes al emprender. Personalmente, siempre he escuchado acerca de la temprana edad con la que muchos emprendedores comienzan su trayectoria. Esto es clave ya que en edades jóvenes, la carga financiera suele ser más baja, lo que permite asumir riesgos de manera más agresiva y emprender con mayor libertad. Es una edad estupenda para tener trabajos esporádicos y reunir capital para invertir en tu idea de negocio. De este modo, entenderás el esfuerzo que cuesta reunir capital y tomarás decisiones mejor informadas sin la preocupación de tener que depender del resultado para vivir. Es una muy buena época de aprendizaje.
Estamos acostumbrados a no tomar decisiones que impliquen riesgo sin ser necesario. En general, tenemos una rutina semanal muy marcada. Esto nos lleva a ser más estables y a generar rechazo al cambio. Hay que reconocer que el cambio es inevitable, aunque incómodo al principio, y que se convierte eventualmente en una parte beneficiosa de tu rutina, impulsándote a crecer personal y profesionalmente.
También existe un factor muy importante a la hora de potenciar este estímulo de emprendimiento; las personas con las que te rodeas generan un impacto mucho mayor en tu vida de lo que puedas imaginar, rodearte de las personas adecuadas o buscar aquellas que están en tu mismo camino puede hacerte lograr grandes éxitos.
La autoconfianza es un ingrediente clave para el éxito emprendedor. Muchas personas dudan de sus habilidades y temen no estar a la altura de los desafíos. Cultivar la confianza en uno mismo requiere de un proceso gradual de aprendizaje y desarrollo personal, pero es fundamental para superar el miedo y lanzarse al mundo emprendedor. Una de las técnicas que mejor funcionan es establecer metas claras y alcanzables en distintos periodos de tiempo. De este modo, según pase el tiempo, vas a ser capaz de apreciar tu evolución y desarrollo para continuar en el camino. Esto es muy común en proyectos de equipo mediante metodologías ágiles.
En conclusión, el miedo a emprender es un desafío común, pero no insuperable. Reconocer y abordar estos miedos es el primer paso hacia el éxito emprendedor. Al cambiar la percepción del fracaso, planificar financieramente, abrazar el cambio y construir la confianza en uno mismo, es posible superar los obstáculos que impiden que las brillantes ideas se conviertan en empresas exitosas. Al final del día, el emprendimiento no se trata solo de crear negocios, sino de desarrollar la mentalidad y la valentía necesarias para convertir los proyectos en realidad.