La música, como expresión de la pura voluntad del instinto interior, invita a tomarse un momento para reflexionar. ¿Qué mensaje busca transmitir la canción? ¿Por qué nos sentimos identificados con la melodía o las palabras que contiene? Este es un claro ejemplo de la profunda relación que existe entre nuestro pensar y la música, y que podemos interpretar y repensar.

Los conceptos acerca de qué es la música son numerosos, siendo cada uno de ellos personal y único. Me gustaría resaltar la respuesta de Beethoven ante la pregunta, ¿qué es la música?: “La música es una revelación más alta que la ciencia o la filosofía”. Asimismo, siglos antes, Platón afirmó que la música es un arte educativo por excelencia, “se inserta en el alma y la forma en la virtud”. La música y el arte desde sus orígenes han sido objeto constante de reflexión filosófica.

Es sabido que una de las mejores formas que tenemos los seres humanos de ser creativos y desarrollar nuestros pensamientos es mediante la música. A través de ella, conseguimos plasmar nuestros sentimientos, como la alegría, la nostalgia, la rabia, o la tristeza. La música es la manera que tenemos los seres humanos de iluminar el alma. De hecho, no es necesario escribir y crear la melodía, sino que basta con sentirnos identificados con una existente –como he mencionado anteriormente–, llegando al mismo punto: nuestro pensar, nuestros sentimientos y la relajación. Es tan poderosa que incluso nos permite retornar en el tiempo, a través del recuerdo, permitiéndonos sentir y revivir la misma sensación.

Me gustaría plantear qué pasaría si el hombre careciera de música, es decir, si no existiera. ¿Cómo podríamos alcanzar esa relajación? El filósofo chino Lu Chi, en el siglo III, indicó que el hombre sólo podía adentrarse en la filosofía con ayuda de la música y definió al ser como “un sonido que surge del profundo silencio”. Vemos, por tanto, que la música es una herramienta para hacer filosofía, y sin ella, el ser humano no podría llegar a expresar sus ideas al máximo, ni llegar al punto de la relajación que les permite filosofar. De hecho, muchos filósofos han admitido que utilizan la música para abrir su alma y llegar a ideas nuevas.

¿Por qué hacemos un acto tan simple como escuchar música para dormir? La música nos permite ralentizar nuestro funcionamiento cerebral, nuestra respiración y, en consecuencia, alcanzar esa relajación que tanto he mencionado. Es un elemento esencial para que el ser humano viva en tranquilidad y armonía. La filosofía, por tanto, surge de esa tranquilidad. La música es entonces fundamental, ya que sin ella tendríamos un mundo vacío, y alcanzar conclusiones significativas, se nos dificultaría.

Me gustaría finalizar hablando brevemente sobre mi experiencia con la música. Para mí, siempre ha sido algo que me ha permitido ser vulnerable, viajar en el tiempo, alegrarme y desarrollarme personalmente. Desde que tengo uso de razón, la música me ha ayudado a pensar y al mismo tiempo, a evadirme del mundo. Por ello, la música es la luz en la plena oscuridad, la música es la luz del pensamiento.