Reflexión

Lo bonito es el camino, no el objetivo.

Lo bonito es el camino, no el objetivo.

Lo bonito es el camino, no el objetivo.

En este relato, la autora reflexiona sobre su experiencia universitaria, una vivencia con la que muchos pueden identificarse. Sin embargo, la autora va más allá del título y resalta la superación de objetivos, el valor de las personas y los proyectos, que al concluir la universidad, continúan marcando el camino.

En este relato, la autora reflexiona sobre su experiencia universitaria, una vivencia con la que muchos pueden identificarse. Sin embargo, la autora va más allá del título y resalta la superación de objetivos, el valor de las personas y los proyectos, que al concluir la universidad, continúan marcando el camino.

En este relato, la autora reflexiona sobre su experiencia universitaria, una vivencia con la que muchos pueden identificarse. Sin embargo, la autora va más allá del título y resalta la superación de objetivos, el valor de las personas y los proyectos, que al concluir la universidad, continúan marcando el camino.

Feb 5, 2024

Feb 5, 2024

Y llega ese día en el que sales por la puerta de la Facultad en la que llevas 4 años. Exámenes, trabajos, infinitas horas de biblioteca y de convivencia entre compañeros y profesores, pero todo ha merecido la pena: sales con el título de Biotecnóloga.

Cuando todos empezamos la universidad, lo hacemos con un objetivo claro: conseguir ese título que parece que definirá el resto de nuestra vida. Porque eso nos han enseñado siempre, lo importantes que son los títulos, las calificaciones y los puestos a los que podemos llegar el día de mañana. Pero, ¿es realmente esto lo importante?

Creo que existen dos tipos de personas: aquellos que se centran en lo mencionado anteriormente y aquellos que no nos conformamos solo con eso. Todas las etapas que comenzamos las hacemos con un objetivo, pero muchas veces se nos olvidan todos aquellos aspectos de valor que precisamente le dan sentido a ese objetivo; ahí es donde realmente reside la importancia.

Siempre he sido muy inquieta. Supongo que siempre me ha gustado investigar e ir más allá en cualquiera de las etapas o proyectos de mi vida, lo que para algunos es un “tostón” y lo que, para otros como yo, es lo que realmente tiene sentido.

He comenzado mencionando la universidad, esa etapa a la que aspiramos desde que éramos muy pequeños, quizá una de las etapas fundamentales para cualquier persona que se está planteando su futuro. Para mí, esa etapa comenzó hace ya más de tres años, cuando pisé por primera vez la Facultad de Farmacia de la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Como todos, llegaba ahí contestando lo que quizás más me han preguntado como estudiante: Y tú, ¿qué estudias? Fue ahí cuando me di cuenta de que no solo quería “estudiar biotecnología”.

Toda mi trayectoria como universitaria se ha visto marcada por diversas razones, pero me gustaría destacar dos que me llevaré para siempre en el corazón. En primer lugar, la importancia de las personas; creo que es de las cosas más valiosas e importantes que tenemos alrededor. La compañía de aquellos a quienes admiramos y queremos es fundamental, porque no hay nada que un amigo no pueda arreglar, ni siquiera en esos días en que un examen no ha salido como esperábamos.

En segundo lugar, y casi más importante para mí que lo mencionado anteriormente, diría que la representación estudiantil. Siempre me he considerado una persona que disfruta ayudando a los demás, y ¿qué mejor manera de hacerlo que con tus propios compañeros en la institución a la que perteneces? Ser delegada de la Facultad y poder conocer desde dentro cómo funciona una universidad, creo que es de las mejores experiencias que me ha brindado el CEU. Ha contribuido a mi crecimiento personal al enfrentarme a situaciones que jamás me hubiera imaginado. Hablar con los cargos más altos de la Universidad y colaborar en la creación de proyectos es un honor indescriptible, al igual que sentirme parte de la institución en la que estudio; esto seguramente sea lo más importante.

Además, este año hay un valor añadido: Talentum, un programa que se ha unido a la Universidad para potenciar, de la mano, a cien de los mejores alumnos de la Universidad. En este texto, les brindo homenaje a aquellos alumnos por salir de la simpleza de estar en la universidad solo por un certificado.

Como todo ciclo llega a su fin, me despido de lo que ha sido mi hogar durante tanto tiempo. Si hay algo de lo que me he dado cuenta, es que está en cada uno de nosotros decidir si pasamos por la universidad como un estudiante más o si dejamos que sea la universidad la que realmente pase por nosotros, recordándola así como algo más. Yo he querido relacionar esta reflexión con la universidad, una fase importante en mi vida, pero este fenómeno se repite en cualquier etapa; nos enfocamos en el objetivo y perdemos de vista lo bonito: el camino.

En unos meses, saldré por última vez de ese edificio rojo que me ha visto crecer: la Facultad de Farmacia. Me llevo las mejores lecciones, valores y proyectos, tanto los que han salido adelante como aquellos que no. Con ellos, he aprendido a ser una mejor persona, la perseverancia, los valores humanos, la admiración hacia muchas personas, consejos de grandes profesionales y compañeros, y el sentimiento de querer crecer cada día. Y aunque podría seguir, estas son las razones que realmente atesoro de mi etapa universitaria.

¡Ah, sí! Y el título de biotecnóloga, que, aunque me he centrado mucho en el camino y es realmente lo que he disfrutado, ese era el objetivo.


Sofía Paniagua Robles-Musso

Sofía Paniagua Robles-Musso