“Los jóvenes de hoy en día”,

una idea frecuente en prensa y noticias,

pero que en realidad no es tan precisa,

pues ¿quién determina lo que es ser joven,

más allá de lo que un número indica?

Ser joven es una época de cambio,

ser joven es una época de desarrollo personal.

Entonces, ¿quién es el que decide

que una persona no puede serlo por la edad?

Joven es aquella vecina de semblante dulce,

que diariamente estudia alemán,

pues sus hijos se han mudado a Bélgica,

y comunicarse con sus nietos es prioridad.

Joven es también aquel trabajador senescente,

que defiende el cambio social, pues lo tiene presente.

Por los derechos de las nuevas generaciones vela,

aunque se vaya a jubilar y ya no sea su pelea.

Joven por aprender, por expresar su libertad,

joven por haber sido inculcado en otros ideales,

y, aun así, decidir no solo por su propio bienestar.

Luchar por lo que al final del día le da paz,

tener el futuro del planeta en mente,

estar marcado no solo por lo que se tiene en frente,

ser consciente de lo que su impacto puede aportar.

Joven es por ende el alma,

joven es quien por sus valores lucha,

quien por un mundo mejor trabaja,

aquel que desafía lo que escucha.

Gente crítica que actúa con firmeza, dueños de su autonomía,

aquellos que no aguardan pasivamente a ver cómo el mundo gira,

cuyo comportamiento no viene marcado por la edad,

esos son los jóvenes de hoy en día de verdad.